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El Síndrome de Colon Irritable, también conocido como IBS, es un trastorno gastrointestinal que afecta a millones personas en todo el mundo. Se estima que hasta 11 por ciento de la población mundial tiene esta condición, que es más frecuente en las mujeres que en los hombres.
El IBS podría presentar algunos o todos los siguientes síntomas:
Para muchos con IBS, los síntomas no siempre son consistentes, y estos aparecen y desaparecen de un día para otro o de una semana para otra. Algunos notan una reducción en los síntomas que producen dolor luego de una evacuación, mientras que para otros el dolor puede empeorar. Dado que hay muchas variaciones en los tipos de síntomas y en la frecuencia, las soluciones y los tratamientos deben ser adaptados a las necesidades individuales. Lo que funciona para una persona podría no funcionar para otra.
Los gastroenterólogos o los especialistas del IBS, han establecido ciertos requerimientos para diagnosticar con precisión el IBS. Estos son denominados como los Criterios Roma IV. El IBS es diagnosticado cuando el dolor abdominal recurrente ha estado presente al menos una vez por semana a lo largo de las 12 semanas previas. Asimismo, el dolor abdominal debe estar presente junto con dos o más de los siguientes trastornos:
Entre los tipos de Síndrome de Colon Irritable están:
Entre los factores de riesgo para el IBS están:
Con frecuencia se observan ciertas condiciones en aquellos que padecen IBS. Muchos especialistas en medicina funcional, entre los que me incluyo, consideran que gran parte de las condiciones enumeradas a continuación ocurren debido a una salud intestinal que está por debajo de un nivel óptimo. A menudo he visto que las personas revierten las siguientes condiciones una vez que se enfocan en optimizar su salud digestiva.
Existen muchos medicamentos que pueden ser recetados por los doctores para tratar el IBS. Estos incluyen:
Aquellos que utilizan la medicina funcional utilizan las 5 R para optimizar a salud intestinal: Remover, Reemplazar, Reinocular, Reparar y Reequilibrar.
Remover los agentes patógenos y los alimentos dañinos que causan sensibilidad a la persona. Para muchos, estos usualmente incluyen lácteos, trigo (gluten) y posiblemente maíz y productos derivados del maíz, como el jarabe de maíz ato en fructosa. El exceso de azúcar y alcohol también dañan el revestimiento del intestino, ya que incrementan el nivel de inflamación presente.
Remueva los edulcorante artificiales (aspartamo, sucralosa) de su dieta ya que alteran las bacterias intestinales y podrían causar diarrea y mala digestión al permitir que las bacterias nocivas prosperen. Asimismo, los edulcorante artificiales como el sorbitol, xilitol y manitol pueden generar exceso de gas y, a menudo, diarrea.
Algunas personas logran beneficios digestivos cuando se suplementan con betaína HCL y enzimas digestivaspancreáticas. Cesar o reducir el uso de antiácidos como los bloqueadores H2 (ranitidina, famotidina) y los inhibidores de la bomba de protones (esoomeprazol, omeprazol y pantoprazol). Si ha estado tomando estos medicamentos por más de unos cuantos meses, es posible que tenga que dejar de usarlos paulatiamente en el curso de varios meses. Si no lo hace, esto podría provocar un “rebote del reflujo ácido”.
Es importante que nunca deje de usar los medicamentos sin antes consultar con su médico. A aquellos que tienen una condición precancerígena llamada Esófago de Barrett se les recomienda seguir tomando antiácidos de por vida para evitar el cáncer de esófago.
Esto es cuando los intestinos grueso y delgado son repoblados con bacterias saludables y benéficas. Algunos ejemplos de bacterias saludables son los lactobacilos y las bifidobacterias. Estas son cepas comunes halladas en los suplementos probióticos.
Los cambios nutricionales recomendados para ayudar a tratar el Síndrome de Colon Irritable y el Intestino Poroso incluyen:
Hacer cambios en el estilo de vida. Participar en actividades que reducen el estrés como meditación, yoga y ejercicios diarios. Dormir una cantidad adecuada de horas cada noche, e incrementarlas si es necesario. Además, considere consumir un té relajante antes de acostarse, como un té herbal de valeriana o un té de manzanilla.
Las enzimas digestivas la pancreatina, la bromelina y la papaína también pueden ayudar con el proceso digestivo. Estas pueden ser tomadas en forma de suplemento antes de consumir una comida. Dosis sugerida: tomar según lo indicado en la etiqueta
Consumir fibra es crucial para aliviar el estreñimiento. Los lineamientos recomiendan al menos 25 gramos de fibra por día, lo que puede ser logrado consumiendo porciones de vegetales y frutas entre las nueve y las cinco.
Por ejemplo, un aguacate tiene 13 gramos de fibra, mientras que una manzana de tamaño mediano brinda cuatro gramos, y una banana de tamaño mediano tiene tres gramos. Las bayas no solo son ricas en fibra, sino que además ayudan a proteger del cáncer de colon, de acuerdo con un estudio del año 2016 publicado en la revista Molecules. Las semillas de chía también son una buena alternativa: solo una cucharadita contiene casi seis gramos de fibra. Una taza de frijoles negros tiene 15 gramos de fibra.
Los alimentos de origen vegetal ayudan a garantizar la regularidad y un sistema digestivo saludable. Estos también brindan abundancia de nutrientes, tales como las vitaminas A, K, y E, junto con vitamina C y otros fitonutrientes y antioxidantes.
Un estudio del año 2015 mostró que la fibra era efectiva en aquellos con estreñimiento leve a moderado, y en aquellos con estreñimiento debido al IBS. Una dieta rica en alimentos de origen vegetal ha sido asociada con un menor riesgo de desarrollar cáncer de colon y tiene un efecto beneficioso sobre las bacterias intestinales. Un estudio del año 2012 publicado en la revista World Journal of Gastroenterology mostró que la fibra ayudaba a incrementar la frecuencia de las deposiciones en los adultos con estreñimiento.
El magnesio es un mineral ubicuo que participa en más de 350 reacciones bioquímicas en todo el cuerpo. La deficiencia de magnesio es también una de las deficiencias nutricionales más comunes y podría manifestarse como calambres musculares o estreñimiento.
Un estudio del año 2014 publicado en la revista Clinical Gastroenterology and Hepatology se enfocó en mujeres con estreñimiento en Francia. Los investigadores descubrieron que cuando se consumía agua mineral rica en magnesio, los síntomas de estreñimiento mejoraban considerablemente. Dosis sugerida: 125 a 500 mg por día.
Nota: si se producen heces sueltas, la dosis debería ser reducida. Aquellas personas con enfermedad renal avanzada, especialmente en fase 4 o 5, deben consultar con su médico antes de tomar un suplemento de magnesio.
Cuando se trata de elegir un probiótico, es fácil sentirse abrumado. Existen muchas cepas en el mercado. Y aunque nuestro conocimiento de los probióticos ha crecido considerablemente a lo largo de la última década (se han publicado más de 20 000 informes acerca del tema en los últimos 10 años), aún estamos aprendiendo acerca de sus beneficios.
A mis pacientes que los necesitan, yo les recomiendo tomar un probiótico que tenga entre 10 a 30 mil millones de unidades, dos veces por día. Asimismo, la saccharomyces boulardi, una levadura saludable, puede ayudar a restablecer el equilibrio en aquellos que tienen síntomas de IBS. Un cambio en la dieta es la medida más importante que uno puede adoptar para mejorar la salud intestinal. Nos alimentamos nosotros mismos, y también alimentamos a las bacterias de nuestro intestino.
Los probióticos están disponibles en cápsulas, masticables, polvos y algunas veces como gomitas. Estos son considerados seguros para todas las edades y para cualquiera con un sistema inmunológico funcional y saludable. Aquellas personas con inmunodepresión o que se están sometiendo a quimioterapias, deberían consultar con su médico antes de tomar un suplemento probiótico.
Si bien los probióticos han ganado popularidad en la última década, los prebióticos a pesar de ser menos conocidos, son igual de importantes. Los prebióticos son sustancias (disponibles en ciertos alimentos) beneficiosas para las bacterias intestinales. En cierto sentido, los prebióticos son como "comida para mascotas", pero para las bacterias buenas.
Los alimentos prebióticos son ricos en un tipo especial de carbohidrato llamado oligosacárido (oligo que significa "un poco" y sacárido que se traduce como "azúcar"). Los oligosacáridos son categorizados entre carbohidratos simples y complejos en lo que respecta a su tamaño, ya que usualmente tienen un largo de tres a diez moléculas. Las bacterias buenas del intestino comen estos azúcares fermentados para ayudar a asegurar la diversidad del microbioma intestinal. Ciertos alimentos, incluyendo a las manzanas y bananas, son considerados como prebióticos. Sin embargo, también existen suplementos prebióticos. Siga las instrucciones en la etiqueta y tome según lo recomendado.
La L-glutamina es un aminoácido que ayuda a brindar energía a las células del intestino. Un estudio del año 2019 realizado en pacientes con IBS-D y permeabilidad intestinal incrementada, o intestino poroso, concluyó que la L-glutamina era beneficiosa para reducir los síntomas del IBS. Asimismo, un estudio del año 2016 también mostró el beneficio de la glutamina en aquellos con síntomas de IBS. La L-glutamina viene en polvo para ser añadida a los líquidos. Tome 5 gramos de una a tres veces por día, según lo necesite
Las investigaciones han mostrado que las hierbas como el toronjil, la menta, y la manzanilla ayudan a aliviar los síntomas del IBS. El pimiento rojo también parece ser beneficioso. Un estudio del año 2011 concluyó que el pimiento rojo en polvo podía ayudar a reducir los síntomas de dolor e hinchazón en aquellos con IBS.
Referencias:
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